La nueva campaña de Ferrero Rocher ha llegado con un aire diferente. Sí,
el bombón sigue siendo lo mismo, pero algo ha cambiado
sin que el público sepa muy bien qué. Mientras unos se muestran
contentos de que sus anuncios no den una imagen tan “cursi”, otros
piensan que esta perdiendo un poco de exclusividad, ¿quién acierta?
Posiblemente los dos.
Desde aquellos anuncios de Isabel Preysler pidiendo a Ambrosio, su
mayordomo, ese dulce tan especial llamado Ferrero Rocher, apto solo en
los momentos más exclusivos y personas con la misma distinción, hasta
este nuevo anuncio, ha habido un gran cambio. No es que Judith Mascó no
sea imagen de elegancia, pero al cambio de la protagonista, se debe
asociar también un cambio de melodía. Nada queda de ese elegante piano
que entonaba el single de la firma en cada spot, en su lugar existe una
moderna canción de una cantante actual y mucho más “de calle”. En
definitiva: ni Isabel Preysler, ni piano, ni chófer, ni aires
aristocráticos. ¿Qué ha pasado?
Anteriormente a este spot, la firma mantenía su esencia con Paloma Cuevas como imagen. A pesar de haber cambiado la melodía a
Now we are free
de Enya, la exclusividad se seguía transmitiendo. Una fiesta elegante,
en un lugar especial, con gente importante. Seguía siendo Ferrero
Rocher. Sin embargo, en este caso se podría considerar una forma de
modernizar la imagen de Ferrero Rocher, quizás un poco anticuada para la
sociedad actual, que busca cosas más “reales” con las que
identificarse.
Así, con la llegada del nuevo anuncio de 2012, algo se ha roto y seguramente se deba a un
cambio de estrategia de la compañía.
Posiblemente,
en tiempos de crisis, vender una imagen de exclusividad por un dulce,
no resulta rentable, y sea mejor considerarlo algo al alcance de la
mayoría. Con ello, Judith Mascó sigue aportando algo de
distinción, pero su vida es mucho más próxima a la del resto de
mortales, con una canción,
Halo, de Beyoncé, también mucho más terrenal. A su vez,
el anuncio pasa a centrarse también en el propio producto y elaboración,
al más puro estilo Kinder Bueno, que si bien hace el producto más
terrenal, también le quita ese halo (esta vez la palabra encaja
doblemente) de grandeza que se había creado en torno a él.
Con todo ello, Ferrero Rocher termina descolocando. ¿Sólo para
ocasiones especiales o adecuado para cualquier momento? Mientras el
consumidor lo piensa, Ferrero Rocher trata de beneficiarse de la duda:
un producto exclusivo que ofrece un argumento de venta por esta misma
razón, al alcance de todos.