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sábado, 11 de septiembre de 2010

Cuidado con tu Gremlin personal

¿Recuerdan a los Gremlins? ¿Esas pequeñas y destructoras criaturas que en tan solo una noche logran desquiciar a toda una pequeña ciudad usando el miedo como su mejor arma?
¿Cuándo fue la última vez que vieron un Gremlin? Definitivamente no fue en 1990 cuando se estrenó la segunda entrega de esa película.
Lo más probable es que lo hayan visto esta semana, incluso hoy mismo. Tal vez no vieron una enana criatura verde con dientes afilados y orejas de murciélago, pero vieron algo mucho peor: su propio rostro en el espejo.
Así es, todos tenemos a nuestro propio, único, exclusivo y siempre servicial Gremlin, dedicado 24/7/365 a destruir y descontrolar cualquier proyecto de vida que queramos realizar.
Además, nuestro exclusivo Gremlin particular, no  necesita comer después de la media noche para cambiar y ni una sola gota de agua es necesaria para que se multiplique por cien; nuestro ego se encarga de eso y más.
Pero al igual que en la película, afortunadamente existen algunas acciones que podemos practicar día con día para poner a nuestro Gremlin personal a raya, quieto y en su lugar:
1) Cuidado con lo que consumes. Y no me refiero a lo que comas después de la media noche, aunque tampoco es muy recomendable que comas tan tarde. Más bien estoy hablando de la información que permitimos que entre a nuestra mente todos los días.
Ya en muchas ocasiones he hablado de la manera tan dosificada en que en lo personal veo, escucho o leo las tan lamentables noticias que circulan todos los días. De modo que ahora, con solo una pregunta, me referiré a todo lo demás: ¿cómo no queremos escuchar tanta tragedia en las noticias si nosotros mismos enseñamos a nuestros hijos que asaltar, robar, golpear y hasta matar es normal y hasta heroico? ¿Qué no lo hacemos? Nada más chequen los video juegos que tienen en su casa, no hace falta que ni los vean, solo lean sus títulos; o vean las series o incluso caricaturas que ponemos en la TV donde un Capo de las drogras, un asesino en serie y un defraudador son ahora los héroes...
¿Cómo queremos mantener a nuestro Gremlin personal en paz si todos los días lo alimentamos de tragedia y caos?
Mejor cultivemos mejores hábitos y sembremos un mejor contenido en nuestra mente y la de nuestros hijos. Y no, no les estoy vendiendo el viejo discurso que ataca a los medios y a las marcas por lo que generan y transmiten; ellos están en todo su derecho de hacer lo que quieran con sus recursos y productos, pero ¿saben algo? Ustedes también. La decisión esta de su lado de la cancha, de la misma manera que pueden también elegir controlar los pensamientos que quieren que pasen por su mente.
2) No te salpiques. No solo los gremlins se multiplican al mojarse, también los miedos y los rencores lo hacen. Piénsalo bien, el efecto domino siempre se hace presente cuando el coraje y el enojo te hacen perder el control: dices cosas hirientes, actúas de mala fe, buscas retribución, reaccionas impulsivamente, en fin. La cosa es que por supuesto tu situación solo se pone peor. Es tu Gremlin personal en su máxima expresión.
Cómo decía un viejo amigo: "No escupas para arriba porque inevitablemente te salpicas".
3) Usa tu luz. En la película, la luz era la mejor arma para luchar contra los gremlins, en la vida real también.
En mi parecer todos tenemos dentro una luz que compartir con los demás, y por luz me refiero no solo a un tema energético, sino a la capacidad que todos tenemos de iluminarle el día a alguien más. Quiero decir, no se necesita ser un "iluminado", un chamán o un Yogi para compartir y darle un poco de luz a los demás. Basta con que cada día hagamos algo simple, sencillo y desinteresado por alguien más, puede tratarse de un ser querido, un amigo, un compañero de trabajo o un desconocido total. No importa a quien, todos necesitamos saber que no estamos solos y que las personas, en efecto, aún nos preocupamos por el bien estar de los demás. Tampoco se requiere de esfuerzos desmedidos, sacrificados o masificados, aunque si tienes la capacidad de ayudar a muchos a la vez, no estaría de más; acciones sencillas como detener la puerta del elevador 5 segundos más para otra persona que va a subir, escribir de nuestro puño y letra una nota de agradecimiento o apreciación, regalar nuestro tiempo en una sincera charla de corazón a corazón y sin juicios, pueden bastar.
En fin, este es un hecho que cada quien, por si mismo, tiene que comprobar: Entre más compartimos y hacemos algo por los demás, mejor y más en paz nos sentimos con nosotros mismos; y nuestro Gremlin personal, se transforma en un apacible, alegre y apretujable bola de pelos que hasta queremos cuidar.

domingo, 30 de mayo de 2010

¿Y qué queremos hacer?

"Las cosas no siempre son fáciles. Frecuentemente tenemos que enfrentar más retos de los que quisiéramos y la vida constantemente nos invita a salir de nuestra área de confort", pensaba mientras un amigo valientemente me contaba que esta era su última semana de labores en su actual trabajo, del cual lo estaban, por razones válidas o no, liquidando.
Tranquilo me pedía consejos sobre cómo podía echar a andar su propio negocio, tal vez una agencia de marketing digital pues lleva algunos años dándoles cierto nivel de soporte a estas o quizás algo de mercadotecnia móvil pues es un nicho poco explorado aún.
“¿Pero en realidad es eso lo que quieres hacer o es lo que crees que puedes hacer?”, le pregunté.
"Es que ahora que he estudiado el MBA me siento preparado para manejar mi propio negocio y algunas personas de la industria me han invitado a colaborar con ellos”, replicó.
Y aunque puedo entender  y hasta identificarme completamente con su posición e interés de rápidamente anclarse a una nueva base que le ofrezca estabilidad, no puedo evitar preguntarme a mí mismo:
"Si tuvieras oportunidad de hacer algo diferente en tu trabajo o en tu vida, si tuvieras luz verde, todo el espacio, todos los recursos, todas las herramientas y todo el tiempo para hacer ese cambio. ¿Qué harías?"
¿Buscarías realizarte como persona, trabajando haciendo lo que más te gusta y mejor sabes hacer, generando así el estilo, el nivel y la calidad de vida con que quieres vivir? ¿O una vez más seguirías el camino que crees que debes seguir porque en tu casa, en tu trabajo, en tu círculo social, te dijeron que así debes vivir?
¿Trabajarías para ser "una personas de éxito" (sea lo que sea que signifique para cada quien) ó trabajarías en convertirte en una persona de valor?
¿Sobrevivirías cada día intentando acumular todos los bienes materiales que crees necesitar para vivir bien (porque te han dicho que eso es lo que te hace feliz) o vivirías como quieres vivir?
Y al responderme, no pretendo decir que entonces para ser felices necesitamos renunciar a todas las comodidades y juguetes que nos gustan o que debemos darle la espalda a la profesión que elegimos ejercer, para convertirnos en un yogi o hermitaño de la montaña para encontrar paz, serenidad y felicidad.
Muy al contrario, si ser un gran ejecutivo es lo que te mueve, si ser un campeón olímpico es lo que te hace vibrar, o ser un músico reconocido mueve tus fibras, está muy bien.
Pero está muy bien porque eso es lo que a ti te hace vivir y no porque los demás dicen que así debe de ser.
Y si en este momento la vida nos presenta una encrucijada en la que debemos elegir qué camino seguir, tal vez lo mejor sea no lamentarnos porque no nos está dando lo que creemos que merecemos, sino alegrarnos porque nos está dando la oportunidad una vez más de respondernos a nosotros mismos ¿Qué es lo que queremos hacer?
Y sea lo que sea que lo que en verdad queramos hacer, hagámoslo. Demos el primer paso hoy y mañana el segundo. Cada día avanzando hacia donde queremos ir.
No esperemos que de la noche a la mañana obtengamos todo lo que queremos tener, seamos pacientes y constantes y recordemos que son los pequeños pasos que damos cada día los que nos llevan al gran éxito que con el tiempo habremos de lograr.
¿Entonces, ustedes qué quieren hacer de verdad?

Picture credit: Todo-Juanjo

martes, 9 de febrero de 2010

Cuando haces lo que amas se nota

Cuando haces lo que amas se nota, y se nota de verdad.

La semana pasada asistí, con mi esposa, a ver el espectáculo de danza de Joaquín Cortés.
He de confesar de antemano que en lo personal la danza, y en específico el Flamenco, no es algo que me mueva ni emocione (hay gustos para todo), sin embargo ver a este señor en acción fue inspirador.
No porque el espectáculo haya sido bueno, es más, hasta podría no calificarlo así. De hecho seguro muchos estarán de acuerdo conmigo en que la producción puede ser mucho mejor; pero definitivamente sí por ver como él y cada miembro de su elenco: cantantes, músicos y bailarinas, disfrutan tanto lo que hacen.
Y se sincero, ¿Cuándo fue la última vez que durante absolutamente toda una jornada de trabajo, aún en los momentos más estresantes y las tareas más difíciles del día, mantuviste en tu rostro una auténtica y cálida sonrisa? difícil de responder, lo se.
Quienes en verdad hacen lo que aman hacer disfrutan cada momento en que lo hacen. Aún cuando se enfrentan a situaciones difíciles, riesgos y retos, reconocen que es un privilegio poder hacer lo que más aman hacer en la vida. Lo disfrutan tanto que dejan de trabajar para comenzar a vivir; y así, día a día practican fervientemente su vocación. Estudian, practican, aprenden y logran contagiar su pasión a los demás.
Es fácil reconocer a quienes hacen lo que más aman hacer; son esas personas que se entregan tanto a su vocación que hacen ver simples y sencillas las grandes hazañas que hacen día con día, y que, a pesar de los retos y los problemas, simplemente no pierden el ánimo y dejan de sonreír.
Así pues que…¡a sonreír!

miércoles, 6 de enero de 2010

Mi tema para el 2010.




Hace dos años, inspirado en un post de mi amigo y blogero Phil Gerbyshak, escribí la primera entrada del 2008 de mi blog, hablando de cuál sería mi tema rector para ese año. Así de sencillo, no más “buenos” propósitos ni listas de supermercado diciendo cada cosa que se supondría tendría que hacer durante todo el año y en su lugar algo mucho mejor: un tema o concepto rector al cual alinearía mis proyectos, acciones y decisiones durante todo el año.

Funcionó tan bien que en el 2009 lo volví a hacer, de nuevo obteniendo muy buenos resultados! De modo que esto ya se ha vuelto, más que una tradición, parte clave de mi plan de vida.

Así que he aquí mi tema para el 2010:

Desarrollo, Bienestar, liderazgo, Congruencia y Colaboración.

Desarrollo, pues este ha sido un compromiso que tome desde hace unos años para impulsar el desarrollo de talento nuevo y experimentado en la industria de la publicidad y la comunicación en la que durante tanto tiempo me he desempeñado. ¿Cómo lo pienso hacer? ¡Lanzando,ya una nueva licenciatura para mi pared, he mencionado algo al respecto, pero esperen noticias muy pronto pues las actividades arrancarán casi junto con el año. ¿Qué más haré para esto? Asumiré una nueva responsabilidad con la organización para la que trabajo y finalmente preparándome yo mismo, estudiando y preparándome para certificarme como Coach Ejecutivo durante el 2010.

Bienestar, porque toda actividad que realice tiene que, a final de cuentas, tener una métrica muy clara: generar bienestar para mi familia, para mí mismo y para las personas con quienes convivo día a día en el trabajo, en los congresos y eventos, a través de redes sociales e incluso a través de este blog. Y es que ¿qué sentido tiene trabajar de sol a sol, cumplir cuotas de ventas y generar riqueza, si no podemos disfrutar nuestra vida?
Y, por favor no me mal interpreten, con esto no quiero decir que no debamos dar lo mejor de nosotros en nuestro trabajo o que generar riqueza sea malo.
Lo que digo es que tenemos que tener siempre muy claro por qué trabajamos tan duro todos los días, y si lo que hacemos no nos tiene bien ni a los nuestros, entonces debemos de reconsiderar las cosas. ¿No creen?

Liderazgo, pues en nuestra vida no tenemos ningún jefe ni ningún padre que nos diga qué hacer o a quien rendirle cuentas. Cada uno de nosotros es responsable de tomar las riendas de nuestra propia vida y asumir el liderazgo de esta. Desde hace tiempo he compartido frecuentemente una frase de Robin Sharma con la que me identifico mucho: “Nadie necesita de un título formal en una organización para ser un gran líder”. De modo que este año refrendo a mí mismo el compromiso de seguir siendo el líder de mi vida.

Congruencia, para asegurarme de que cada cosa que haga durante el año esté en verdad alineada con mis valores e intereses. Y que cada acción responda y no se contraponga con los principios que más predico valorar:
Que el trabajo no se contraponga con cuidar de mi salud ni de mi familia, pero que al mismo tiempo el ocio no se interponga en desempeñarme como los grandes en mi trabajo. Que la cama y las sábanas no le ganen al ejercicio por la mañana. Que contar con todos los recursos económicos que necesito y con todos los bienes materiales que requiero, no se convierta en codicia ni avaricia, y me pueda así, seguir moviendo con libertad. Que ser responsable de mi mismo y cuidarme no se transforme en vanidad. Y que buscar el éxito como profesional no me haga olvidar que la prueba de éxito más importante en la vida está en casa, con mi familia, en mi hogar.

Colaboración, pues nada de lo que queramos hacer se puede lograr sin colaborar con los demás. Poner mi granito de arena en las vidas de otros, aportar a sus proyectos y ayudar. Y rodearme también de gente talentosa, dedicada y bien intencionada que de la misma manera quiera colaborar con los demás.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Social Media: este año, el gran reto del Teletón


Qué triste me resulta ver que plataformas tan útiles y positivas como las redes sociales esta noche estén siendo utilizadas por algunos cuantos para causarle daño a quienes necesitan ayuda hoy.

En lo personal no sé y no me consta si el Teletón de México es un fraude o no. No tengo forma de negarlo ni interés en afirmarlo (y cualquiera que sea un frecuente lector de mi blog les podrá decir que fan de Televisa, no soy).

Lo que sí me es evidente es que este año, el reto de este evento no es mucho mayor tan solo por ser este un año de crisis, ni por la suma de otra misión, ni por la abstención, sino por aquellas personas que no conformes con no querer ayudar, están ahora usando los medios sociales para promover que los demás se abstengan de hacerlo también.

Y en ese caso, los lastimados no serán los grandes medios que hospedan el evento y que quizás (si en verdad se tratase de un fraude) no podrán deducir sus impuestos como esperaban, sino serán los miles y miles de niños que nos necesitan hoy.

Por eso, si no crees, si no confías y no quieres ayudar, está bien, estás en todo tu derecho de hacer esa elección y tus razones tendrás. Pero hazlo solo tú.

Y como dicen: “Si al hablar no haz de agradar, mejor haz de callar”.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Apurándose a fallar una vez más.


Preguntas hay muchas…todos los días nos hacemos, hacemos a otros y recibimos miles de estas, pero existe una en particular que me he cansado de escuchar una y otra y otra vez más; en cada plática, en cada conferencia, en cada reunión de trabajo o hasta en conversaciones personales también: “¿Por qué no hay casos de éxito en México de…?”. Completen la frase con lo que se les pueda ofrecer…de internet…de administración…de liderazgo… de lo que sea, es igual, la pregunta continuamente ahí está.
Gente esperando que otras personas les resuelvan por adelantado los retos a los que se van a enfrentar.

Serios profesionales deseosos de que alguien más les de la fórmula secreta para lograr lo que quieren lograr.

Esperando, preguntando, esperando de nuevo y sin tener la más mínima intención de ellos intentar…y seguramente por muchos años más, así se van a quedar.

Y lo peor es que no existe una fórmula secreta para ganar.

La única manera para comenzar a ser exitoso es decidirse a intentar, a arriesgarse, quitarse el miedo, atreverse, esforzarse, estudiar y trabajar.

“Apurarse a fallar” como algunos grandes líderes como Seth Godin or Robin Sharma le llaman.

Vencer el miedo y hacer lo que otros no quieren intentar.

Tomar la responsabilidad de nuestras decisiones y hacer conciencia de que nuestro éxito y nuestras fallas serán consecuencia de las decisiones que tomemos y que aún cuando fallemos una u otra u otra vez, no habremos fracasado, sino que solamente estaremos aprendiendo a ganar.

Así que la próxima vez que quieras que alguien te diga como se hizo exitoso, mejor pregúntale cómo fue que por fin se atrevió a fallar, probablemente su respuesta de una vez por todas te inspire a intentar.

Crédito de la imagen: Omar Eduardo

lunes, 23 de noviembre de 2009

Parásitos vs colaboración

De acuerdo a la Real Academia de la lengua Española la palabra parásito define a "un organismo animal o vegetal que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y desgastándolo sin llegar a matarlo."

También define a "una persona que vive a costa ajena."

Y cosa increíble resulta que aún en esta época que muchos hemos calificado con la "era de la colaboración", aún veamos a algunos parásitos merodeando día con día por ahí.

Los vemos de distintas formas, todos los días. Desde el hombre sano de casi 40 años de edad que aún vive dependiendo de sus papás, hasta las empresas que absolutamente nada regresan a su comunidad. Lo vemos también en los empleados que deciden hacer una carrera anónima en la organización para la que trabajan y que cada día asisten a cumplir con el mínimo indispensable para seguir cobrando su salario sin tener que esforzarse ni un poco más y evitando ser visto ni para bien ni para mal; y lo vemos peor aún en el vendedor que solo está buscando la manera de, literalmente, arrebatarle el dinero a sus clientes, o en unos casos, hasta a sus compañeros de trabajo para cumplir con la cuota del mes.

En la biología, se cree que en algunos casos, este tipo de relación puede evolucionar, a lo largo de muchas generaciones de parásitos y hospedadores, a una simbiosis mutuamente beneficiosa.
Pero para mala suerte de los parásitos profesionales, esto no es así.

Trabajar con la cabeza agachada para que nadie allá arriba te vea y te dejen en paz, no funciona; siempre habrá quien claramente te puede ver.
Ser una empresa que solo quiere vender y cobrar tampoco funciona; más temprano que tarde la gente se da cuenta de esto y simplemente se aleja de ti.
Y tratar de sangrar a tus clientes y colegas como si fueran un barril sin fondo, funciona aún menos que lo anterior; siin duda alguna ese pozo muy pronto quedará seco.

Hoy no debemos pensar en solo sacar y sacar. Necesitamos poner.

Hoy no podemos más tratar de solo obtener algo de los demás.

Por el contrario, hoy más que nunca necesitamos aportar, necesitamos generar, necesitamos contribuir a la vida de los demás.

No se trata de impactar a millones y millones de personas, aunque si lo podemos hacer, no estaría nada mal.

En tanto, basta con que cada día que pasa toquemos la vida de una persona más para saber que por fin hemos empezado a aportar a la vida de los demás.

Así que te pregunto: ¿seguirás siendo un parásito o comenzarás a colaborar?

martes, 20 de octubre de 2009

¿Por qué hacemos las cosas que hacemos?

¿Qué nos motiva? ¿Trabajamos por dinero o por seguridad o porque es lo que se supone que debemos hacer? ¿Por qué ayudamos a alguien? ¿Esperamos algo a cambio ó le debemos algo?

¿Existe gente que aún haga cosas por el gusto de hacerlas, por tener un propósito en la vida, por creer apasionadamente en un ideal o simplemente tan solo por el placer de ayudar?

Este fin de semana comprobé que sí, y para muestra un botón…o cuatro en esta ocasión.

Imaginemos esto…

Primero, una señora que en su rostro sonriente refleja sus más de 70 años, atendiendo una tienda de recuerdos y regalos en un hotel (una de estas tiendas en las que se supone todo lo que ahí se exhibe, se vende a un precio mucho mayor al de cualquier otra tienda). La señora voltea a amablemente saludar y atender a la mujer que acaba de entrar en busca de una bolsa sencilla donde poder llevar un par de botellas que, en un evento, a ella y a su esposo, les acaban de regalar. La tienda ofrece distintos modelos de bolsas o morrales artesanales que justo podrían cumplir con esa función. La tienda está vacía, de modo que una venta así de inesperada, no le caería nada mal. Pero entonces, en lugar de brincar como tigre sobre su presa, la señora se agacha a buscar algo debajo de su escritorio y sale con dos bolsas de papel con asas, en las que entrega la mercancía que vende y se las regala sin más ni más a la mujer que seguramente, por necesidad y falta de opciones, le hubiera comprado las otras bolsas en ese momento. Y no solo eso, sino que la señora toma las botellas y, como si hubiesen sido mercancía que ella vendió, las envuelve en papel periódico y cuidadosamente las guarda en las bolsas de papel, mientras sonríe como solo alguien con la conciencia limpia y llena de alegría, pueda sonreír.

Ahora imaginemos a una mesera en un restaurante a la 1:30 de la madrugada quien, cuando se lo pidieron, en lugar de decir un simple "lo siento no tenemos", fue en busca de su propia bolsa de mano y de ella sacó un gel anti-bacterial personal que compartió gustosa con su comensal, o un mesero que en vez de quedarse satisfecho con responder un "no se" se retira de la mesa para al rato regresar y decirte "Disculpe que no sabía, pero ya fui a preguntar y lo que usted busca está..."

Imaginemos también a un grupo de estudiantes que sin puntos extras que ganar, ni la promesa de aprobar una materia en especial y por supuesto sin ninguna compensación económica, toman la iniciativa de participar en la logística de un congreso local, donando su tiempo y su trabajo como si en verdad les fueran a pagar.

Y finalmente imaginen a un grupo de jóvenes profesionales que tienen un sueño, pero no un sueño cualquiera de hacer fortuna y generar fama con su carrera profesional como todos los demás, sino el sueño de hacer que su ciudad y su estado puedan generar mucho más de lo que hace hoy.
Y así, con nada más que ese sueño en mano, emprenden la aventura de crear un congreso sobre mercadotecnia y publicidad en una ciudad que se caracteriza por no darle mucha importancia a estos temas. Y no lo hacen porque a falta de competencia, pueden abrir un nicho rentable que les represente un gran negocio, pues al contrario ellos han tenido que poner de sus propios recursos para hacerlo. Lo hacen porque saben que es lo que tienen que hacer para impulsar a su ciudad y ayudarla a crecer.

Ninguno de los cuatro casos ganó más dinero por hacer lo que hicieron. Ninguno tendrá, por el momento, más clientes ni más ingresos por haber hecho un esfuerzo más allá de lo esperado, pero todos tienen la certeza de haber hecho lo correcto, de haber seguido a su propia voz; y cuentan con la satisfacción de haber dado algo más de sí; y con la certeza de que colaborar así es la clave para sobre salir.

lunes, 12 de octubre de 2009

5 Grandes lecciones de una gran persona.

“Nos ganamos la vida con lo que recibimos, pero nos hacemos una vida con lo que damos”, decía Sir Winston Churchill.

Y la semana pasada pudimos conocer en persona a alguien que definitivamente ha hecho una ¡Enorme vida!

Vinton Cerf, conocido como uno de los co-inventores de Internet y su arquitectura y creador de los protocolos TCP/IP (para quienes no hayan escuchado estos últimos jamás, básicamente la razón por la que en estos momentos estén conectados leyendo este blog), estuvo de visita en la Ciudad de México la semana pasada, compartiendo sus puntos de vista, opiniones y por supuesto conocimiento con organizaciones gubernamentales, iniciativa privada, medios y estudiantes.

Y aunque sería interesantísimo resumir sus puntos de vista respecto al desarrollo del ecosistema de Internet en México, el mundo y hasta en el espacio (sí, este señor ya se encargó de desarrollar las conexiones del Internet interplanetario), he preferido dejar eso para otros medios que hacen un gran trabajo al hablar de eso y enfocarme a comentar 5 grandes lecciones de vida que Vinton Cerf con nosotros durante su visita y que son de absoluta importancia para el desarrollo de nuestra marca personal y profesional:

1. A pesar de todos tus logros, nunca olvides ser humilde y sencillo.
Si tuviese que elegir solo un rasgo que destacar de este señor, sería su sencillez y humildad.
Este señor, es un personaje que hace más de 40 años hizo historia. En las facultades de ingeniería, tecnologías de la información y sistemas lo estudian ya desde hace décadas y nuestros hijos lo estudiarán cuando lleven la materia de historia universal, junto con personajes como Alva Edisson, Graham Bell y otros más; y sin embargo se conduce con la simplicidad y gracia de un maestro que busca ayudar a sus estudiantes compartiéndoles lo que sabe.

2. Se consciente de tu entorno y mantente alerta a las oportunidades que la vida te trae.
¿Cuántas oportunidades no habremos dejado pasar ya por despreciar o minimizar nuestro trabajo? Vint nos compartió: “Fui muy afortunado por estar en el lugar correcto en el momento preciso y ser el programador del “Network Measurement Center en UCLA”, lo que lo llevo a ser, en tiempo, el creador del protocolo TCP/IP.

3. Aprende a tomar riesgos aun cuando creas que no podrás.
Seamos francos ¿Cuántas veces hemos dejado de hacer algo porque estamos convencidos de que no va a funcionar? Vint nos cuenta como aprendió a “Tomar el camino más arriesgado y como este fue siempre el más interesante”.

4. Rodéate de gente que te rete a ser mejor, no te quedes con un simple “no se puede hacer algo” porque ya lo intentaste una vez y rodéate de las personas que te pueden impulsar a intentarlo una vez más.

5. Aprecia y agradece poder servir a los demás.
Esta fue, después de la sencillez con que se comporta, la lección más importante para mí.
Deja de quejarte porque tu trabajo no es lo que esperabas, porque es aburrido o muy difícil, porque tienes clientes malos que no te entienden o por las razones que quieras inventar.
La realidad es que todos, deberíamos estar agradecidos de poder servir a los demás y apreciar, como Vint Cerf, la oportunidad de hacerlo.

Quisiera poder resumir todo los puntos que Vint Cerf compartió con nosotros hace unos días, pero tal vez no le haría suficiente justicia, así que mejor los dejo con esta presentacion que encontre en youtube de el.

http://www.youtube.com/watch?v=b8EqK0UIxgc


lunes, 5 de octubre de 2009

Date la oportunidad.

¿Cuántas cosas no dejamos de hacer todos los días por temor, por apatía, por costumbre, por prejuicios y que se yo que más?


¿A cuántas personas no habremos ya mal juzgado y de cuántas amistades no nos habremos perdido ya? ¿Cuántas oportunidades habremos de dejar pasar antes de atrevernos? ¿De cuántos sí nos habremos perdido por miedo a tener un no? ¿Con cuántas preguntas sin respuesta nos pensamos quedar?


Cada día que pasa es una nueva oportunidad para conectar, para aprender, para crecer, para ayudar; y sin embargo cada día dejamos pasar toda posibilidad. ¿Por qué?

Pensando en todo esto no pude evitar recordar el tema de la película The bucket list. ¿La recuerdan? Esa película en la que un envejecido y enfermo Jack Nicholson encuentra accidentalmente a quien llega a ser su más grande amigo, en un también viejo y más enfermo aún Morgan Freeman, con quien escribe una lista de cosas que ambos quieren hacer antes de que las enfermedades de cada uno acaben con sus vidas: viajar al Tibet, visitar el Tajmahal y besar a la mujer más bella que hayan conocido jamás.


Mi pregunta es ¿por qué tenemos que esperar a que una situación tan grave nos suceda para decidir hacer lo que tanto hemos querido hacer?


Tal vez alguien aquí me diga “bueno Angel, es que cuando uno ver cerca la muerte su visión de vida cambia”.

Les respondo: lo dudo, es más estoy seguro de que no a todos, no siempre, una experiencia así los hace cambiar.


Hace un par de años en un viejo post de este blog comenté que yo estoy convencido de que eso casi no sucede. Una persona cambia su actitud ante la vida cuando está convencida de hacerlo, sino simplemente no lo hace. Me consta.

Yo mismo he vivido situaciones así, personalmente y con seres queridos también, y nada de eso me hizo cambiar mis viejas formas de actuar. ¿Qué fue entonces lo que me hizo cambiar lo que no me gustaba en mí? Decisión, convicción y visión de cómo quería vivir mi vida y nada más.


Entonces quizás alguien me diga: “... es que las circunstancias en las que cada quien vive siempre pueden ser una limitante para hacer lo que queremos, pero tal vez ahora que me cambie de trabajo o me mude, o me jubile…”


Y pienso: ¿De verdad quieren esperar 1, 2, 20 o 40 años más para comenzar a vivir su vida, porque por ahora solo tenemos que trabajar?


En su libro “The 4-hour work weekTim Ferris nos habla de cómo tomó la iniciativa de integrar dos importantes conceptos – balance de vida y éxito profesional – en uno solo “Life Style Design”, con la premisa básica de que no es necesario esperar un evento que cambie nuestras vidas, ni esperar por décadas para tener el tiempo de hacer lo que queremos hacer de nuestras vidas; y comparte una serie de recomendaciones, pasos y recursos que podemos aprovechar para comenzar a actuar y vivir en la manera en la que queremos hacerlo hoy, y no cuando estemos retirados.


Más aún en su reciente libro “Trust AgentsChris Brogan y Julien Smith retoman la idea de Tim y explican como la tecnología hoy nos permite, como lo nombran ellos en su libro, crear nuestro propio juego.


Ambas lecturas son realmente valiosas y altamente recomendables y, aunque para mí han sido realmente inspiradores, hoy no pretendo convencerles de hacer un cambio tan radical tan bien como estos tres autores lo pueden hacer.


Sin embargo sí quiero plantear una premisa tan importante como las anteriores, pero quizá es más fácil de implementar desde ya: Darse la oportunidad.


Darse la oportunidad de pensar, de pedir, de preguntar, de enseñar, de compartir y de buscar; regalarse la posibilidad de hacer algo más, de viajar, de aceptar ayuda y dar, de conocer gente y no calificar. Todos los días darse una oportunidad de vivir cada día un poco más como queremos vivir.


Como dice Robin Sharma, el más largo de los viajes comienza con el primer paso y cada gran logro está formado de pequeñas victorias que conquistamos paso a paso, día con día.

Así pues ¿Qué oportunidad se piensan dar hoy?

domingo, 13 de septiembre de 2009

¿A que grupo pertences tú?

Los vemos con enorme frecuencia, no importa la empresa o el tipo de organización que sea, ni el nivel de jerarquía ocupado por la gente, tampoco la cantidad de ingresos o el tipo de trabajo que se realice.

Y al mismo tiempo a estos otros también los podemos ver con tanta frecuencia como a los anteriores, y para ellos tampoco importa el tipo de empresa, ni el puesto, ni su compensación.

Ambos conviven todos los días, trabajan de la mano, comparten oficina, comen juntos, algunos estudiaron lo mismo, tal vez incluso hasta en la misma institución, otros vienen de contextos totalmente contrastantes y sin embargo están ahí compartiendo a veces, más tiempo con nosotros que con su propia familia.

Unos llegan hasta a convertirse en los mejores amigos de quienes forman parte de su grupo y del otro también, los otros, difícilmente hacen amistad con alguien, incluso (o quizá, sería mejor decir, especialmente) dentro de su propio grupo.

A simple vista son los mismos profesionales que vemos todos los días en todas las empresas, pero basta con poner tan solo un poco más de atención para darse cuenta de un rasgo clave que los distingue totalmente entre sí: unos sonríen y otros no.

El primer grupo, si bien sigue en la lucha diaria y sabe que falta mucho por recorrer, está satisfecho con sus logros y contento con su trabajo; hace lo que le gusta y le gusta lo que hace.

El otro grupo, el segundo, nunca está contento. Siempre está estresado de más, jamás está satisfecho con lo que ha logrado y se encuentra sometido por sí mismo a una frenética búsqueda de crecimiento en la corporación.

Y no, lo que hace que una persona pertenezca a uno o a otro grupo, no está en el título, ni en su nivel jerárquico, mucho menos en su compensación.

En lo personal conozco casos de grandes y aparentemente “exitosos” ejecutivos que ocupan los más altos niveles en su organización y que todos los días se lamentan por su “precaria situación”, angustiándose por la cuota del mes o por lo que su jefe pensará de ellos al día siguiente; y también conozco casos de ejecutivos del mismo nivel, o incluso más alto, que disfrutan cada día de su trabajo como si fuera el primero (o el último) de su carrera.
Y también conozco gente que organizacionalmente tiene una posición más sencilla y que todos los días se queja porque en su empresa no solo valorados como se merecen; y otros que día a día agradecen estar ahí porque saben que es parte de su plan.

Así que no, el título que ostentemos nada tiene que ver con el grupo al que pertenecemos.
Incluso, en muchos de los casos, la gente brinca de un grupo a otro con cierta repetición.

Entonces ¿qué es lo que define que pertenezcas a uno o a otro grupo?

Desde mi punto de vista, quienes pertenecen al segundo grupo, el que se queja y vive enojado y estresado, no tienen un plan de carrera claramente trazado y no saben a dónde van; o mucho peor aún, son víctimas de su claramente trazado plan de carrera; lo han seguido tan al pié de la letra que han ido avanzando con paso firme y constante.
En este grupo uno empieza su desarrollo como asistente y es promovido a coordinador, después a supervisor y más adelante a gerente y con el paso del tiempo, un poco de suerte y un claro compromiso incondicional a su carrera profesional, la gente se convierte en los grandes ejecutivos que son hoy.

En el primer grupo, el que está contento y satisfecho, también se empieza trabajando como asistente, se es promovido a coordinador y después a supervisor, gerente, director y con el paso del tiempo, un poco de suerte y un claro compromiso también llegan a convertirse en los grandes ejecutivos que son.
Solo que este grupo, no está solamente comprometido con su plan de carrera y entiende que este es solo un área más dentro de algo mucho más importante: su plan de vida.

Estas personas no se están quejando porque no les va como quisieran y ante los retos y baches a los que todos nos enfrentamos, tienen claro un concepto: este es solo un paso más que hay que dar para seguir adelante hasta donde queremos llegar.

Estos sujetos no llegan a los niveles más altos de una organización pensando que son mejores que los demás o no sabiendo que hacer una vez que están ahí. Tampoco se quedan a admirar sus logros para luego caer.

Estas personas llegan a donde quieren llegar, sin importar si eso es tener la oficina más grande de la corporación, su escuela de danza, un lugar en una orquesta sinfónica o un bar en la playa; porque saben que llegar ahí es parte de su plan, no de carrera, sino de cómo ellos quieren vivir.

Y la pregunta que queda entonces es: Tú ¿A qué grupo quieres pertenecer?

martes, 25 de agosto de 2009

Lo bueno, lo no tanto y lo que esperamos de los próximos Effie en México.


Esta semana tuve la oportunidad de asistir a la entrega de los premios Effie México 2009, celebrados por la Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad (AMAP) y que durante los últimos diez años ha premiado a las más destacadas, pero sobre todo efectivas, campañas de publicidad en nuestro país.

En esta ocasión el jurado, liderado por el Presidente y Director General de Grupo Modelo, el Ing. Carlos Fernández, estuvo compuesto por 150 profesionales de la mercadotecnia, la publicidad y la comunicación en México, quienes basados en su amplia experiencia seleccionaron a las campañas ganadoras de la noche.
Y este, precisamente, sería mi primer punto en la lista de lo muy bueno que pude apreciar del evento:

  • Además de la gran convocatoria. Impresionante ver reunidos en un solo lugar a los principales realizadores de prácticamente toda la comunicación comercial que vemos todos los días en México. Directores creativos, Gerentes de Marca, Directores de cuenta y Directores de Mercadotecnia y otros tantos reunidos para conocer y, en algunos casos, recibir el reconocimiento por su esfuerzo y dedicación a estas disciplinas.

  • Por supuesto la oportunidad de ver a muchos viejos y nuevos amigos y saber que la mayoría de ellos estaban ahí pues sus campañas estaban nominadas a ganar.

  • Por otro lado, la noticias de la próxima publicación de un libro conmemorativo de los 10 años de Effie en México, que contendrá los casos que durante todo este tiempo han recibido un Effie de oro.

  • Ver como el evento cada año tiene una mejor producción y se vuelve más atractivo para todos los que vivimos de la industria de la publicidad en nuestro país.
Lo no tan bueno (que ojo, tampoco es malo, pero podría ser mejor) fueron tan solo dos cosas a mi parecer:
  • El espíritu de competencia que parece haber rebasado por mucho al de colaboración e integración de una sola industria.
    Siendo totalmente sincero me pareció un tanto raro ver como todo los asistentes se agrupaban en mesas solamente conformados por los miembros de una sola agencia y como solo aplaudían a la nominación o entrega de un premio para su propia organización, pero jamás para los demás.
    ¿Qué no estábamos todos ahí para celebrar lo mejor de las campañas de publicidad, aún cuando las más destacadas no fueran las propias?

  • De 31 premios entregados en la noche, solamente dos casos mostraron tener un fuerte componente de marketing digital, solo uno de estos ganó y ganó un plata.
    Lo cual habla del desentendimiento que sigue existiendo dentro de la industria por realmente impulsar esta disciplina, no como una emergente o una moda especial por la que tenemos que estar, sino porque es una realidad que se trata de una evolución clara en la manera de hacer comunicación.

Lo que esperamos del próximo año:

  • A decir verdad, no quisiera ver un premio especial a las mejores campañas digitales.
    Esto sería un gran error que ya muchos hemos cometido en el pasado y del que hemos aprendido.
    En su lugar, en lo personal, quisiera ver un testimonio de la integración de las campañas, ya no solo con los medios digitales tradicionales, ni con los medios sociales o los motores de búsqueda y plataformas de rich media; sino con una integración de prácticas de medición off-line con las herramientas de web analytics.

  • Una industria más integrada, más cercana, con menos ganas de ganar y más ganas de aportar.


¿Y ustedes qué esperan para los Effie del próximo año?

martes, 11 de agosto de 2009

Atrévete a ser.

¿Y si no funciona? ¿Si se acaba el dinero? ¿Qué van a pensar los otros de mí? ¿No estaré muy viejo para eso? ¿No seré demasiado joven? ¿Qué tal si no es el lugar correcto? ¿Y si no estoy bien preparado?

Todas estas preguntas, algunos temores, uno que otro crítico, experiencias pasadas e historias de otros me vinieron a la mente mientras escuchaba a un viejo amigo quien se abría de capa para compartirme su frustración y preocupación respecto a qué camino tomar en su carrera profesional.

Y mientras pensaba yo como podría ayudarlo, recordaba la manera en que siempre ponemos toda nuestra atención en todas las razones por las que no deberíamos de dar ese importante paso para nuestra vida.
No importa si se trata de un movimiento profesional, el inicio de una relación amorosa, un cambio de casa o un proyecto de salud; típicamente nuestra atención la centramos en el por qué no tomar la decisión; y claro, no es de sorprenderse entonces que nunca vayamos adelante con nuestro tan pendiente plan.

Incluso hasta en los casos donde tenemos todo listo y todo, absolutamente todo, prueba estar a nuestro favor, de alguna extraña manera, la típica y absurda pregunta de “¿Y si me equivoco?” llega a convencernos de que no es el momento correcto para independizarnos profesionalmente, para formar un hogar, realizar ese esperado viaje o iniciarnos en ese nuevo hobby que tanto anhelamos.

Razones para dejar de hacer algo siempre sobrarán. Mantenernos en nuestra orilla del océano siempre resultará incómodamente confortable y aquel viejo dicho que va “Si no está roto no lo arregles” seguirá siendo un gran pretexto para no atrevernos a crecer.

Pero ¿Y qué si nos equivocamos? ¿Y qué si las circunstancias no eran las mejores? La realidad es que nunca lo serán. El tiempo ideal para cambiar de trabajo, abrir nuestro propio negocio, mudarnos de ciudad, etc. solamente lo podemos hacer nosotros mismos.

Las únicas personas con la capacidad de crear las mejores circunstancias posibles para dar ese anhelado paso, somos nosotros. Solo nosotros podemos decidir y actuar.

¡Apresúrate a equivocarte!

¿Temes no estar listo para dar ese paso? Prepárate.

Ten claro qué quieres de tu vida, mantén una visión clara de a dónde quieres llegar. Traza tu camino, visualiza cada paso de este, piensa en cada escalón y en los retos que puedes desde ya prever.

Si se trata de un cambio de carrera, estudia y desarrolla las habilidades y conocimientos que necesitarás; si se trata de tu independencia profesional genera y ahorra los fondos financieros que requieres en tanto continuas preparándote y aprendiendo.
Si se trata de un nuevo deporte, acondiciónate. Si se trata de un viaje, aprende lo básico de tu destino.

Prepárate y se flexible, entiende que retos y contratiempos siempre habrán.

Pregúntate a ti mismo ¿Qué es lo peor que puede pasar si me equivoco? Seguro verás que la respuesta no es tan grave como podrías imaginártelo.

¡Prepárate, se flexible y atrévete!

Porque definitivamente el más grande error que podemos cometer es dejar de hacer y no atrevernos a ser.

lunes, 20 de julio de 2009

Consejo para un amigo

La semana pasada recibimos una gran noticia respecto a un amigo mío quien se embarca a una nueva aventura profesional, tomando un puesto de gran importancia y responsabilidad dentro de una de las principales empresas de comunicación en nuestro país.

Una posición muy bien merecida, para la que no pudieron elegir a un mejor candidato, sin embargo una posición nueva al fin para él.

Pudimos conversar durante un buen tiempo a cerca de los retos a los que se enfrentará, pero sobre todo sobre las oportunidades que tiene ahora enfrente; compartimos consejos y recomendaciones y después de esa rica plática me quedé pensando en todos los consejos que me gustaría escuchar a mí…Así que decidí hacer una breve lista de estos para compartir aquí:

1- Conoce tan bien a tu equipo como si fueran tu familia, habrá días en que pases más tiempo con ellos que con tu familia.

2- Esfuérzate por comprender qué es lo que mueve y motiva a cada integrante de tu equipo. Entiende que no a todos les hacen vibrar las mismas cosas y que no todos trabajan solo por hacer dinero. Da un significado a su trabajo todos los días.

3- Convive con ellos, no te encierres en tu oficina, trabaja de la mano con ellos, pero no hagas su trabajo por ellos.

4- Demuestra cuanto respetas a tu equipo dándoles el poder, la responsabilidad, la facultad y el espacio para tomar decisiones e implementar acciones.

5- Festeja sus errores. Haz que no teman a equivocarse, así intentarán siempre hacer algo más.

6- Toma las decisiones correctas por las razones correctas. Busca hacer lo que es correcto para la organización y para tu gente y no lo que crees que sería más popular con tus jefes o tus compañeros.

7- Jamás impongas tu posición, crea una visión alineada con los intereses de la organización, por la que todos trabajen con pasión.

8- Nunca sientas que estás por encima de tu equipo. No son tus em

pleados, en todo caso eres tú quien trabaja para ellos y no al revés.

9- Entiende que no siempre debes tener la razón o ser quien sabe más. Reconoce tus más grandes fortalezas y tus áreas de oportunidad, haz lo mismo con tu equipo y deja que cada quien aporte sus habilidades cubriendo todos los frentes del equipo.

10- No abuses de tu título. El puesto que se muestra en tu tarjeta de presentación no te hace más importante o mejor que los demás. Lo único que quiere decir es que tienes una mayor responsabilidad pues dependes de más personas que los demás.

11- Recuerda, liderazgo se LIDER significa:

Lazo

Incluyente

Dedicado

Entusiasta

Responsable


Todos buenos consejos, pero sin duda alguna uno de los mejores que he escuchado últimamente, fue el que justo mi amigo me dio: “Siempre recuerda que cada día tienes un consejo directivo a quien reportar: tu familia”.

sábado, 18 de julio de 2009

Tu éxito, tu obstáculo.



Sucede. Y sucede con frecuencia. Lo he visto en muchos amigos y compañeros de trabajo y también frente al espejo. Nos entregamos en cuerpo y alma a nuestro trabajo, le dedicamos horas y horas a perfeccionar lo que hacemos, no descansamos hasta que dominamos cada una de las tareas incluidas en nuestro rango de acción. Nos transformamos en especialistas, en expertos, y en algunos casos, hasta en autoridad o punto de referencia.

¡Muy bien! Pero ¿Después que queda?

Por supuesto que no está mal ser exitoso y ser el mejor, por el contrario, siempre hay que esforzarse por destacar en lo que hacemos. Sin embargo, olvidamos que hay muchas otras cosas que también debemos dominar, dentro de las cuales está principalmente controlar la arrogancia que podemos desarrollar a raíz de nuestro propio éxito. Y esto sí que está mal.

Claro que es dulce ser exitoso. Es realmente placentero escuchar cumplidos en reconocimiento a nuestro trabajo y las palabras adulantes de personas que quieren quedar bien con nosotros, pues creen poder beneficiarse de nuestro éxito, de hecho, resultan ser una gran golosina para nuestro ego.

Pero insisto, ¿Después de esas palabras que nos queda?

Una vez que hemos llegado a “nuestra cima” debemos reconocer que tenemos dos opciones, regocijarnos en nuestro éxito, descuidarnos y caer; o bien saber que después de disfrutar por tan solo unos momentos nuestros logros, debemos de fijar un nuevo horizonte y movernos hacia él.

Y para esto, es indispensable comprender que el éxito se presenta en diferentes maneras, y no todo se manifiesta en la acumulación de poder, bienes materiales, dinero o un título nobiliario y que, lo que es importante para unos puede no serlo del todo para otros.

Y debemos darnos tiempo para, con humildad, aprender a identificar nuestras fortalezas y nuestras debilidades.

Necesitamos reconocer que nuestras más grandes fortalezas exacerban nuestras propias carencias también.

Nadie es perfecto. El que seas un gran creativo, no quiere decir necesariamente que seas un gran estratega. El que hagas producciones de enorme calidad, no significa que tu creatividad sea la mejor. Ser un erudito de las matemáticas no te hace bueno para explicarlas y ser un excelente coordinador, no te convierte en un gran líder.


No dejes que tus grandes fortalezas te vuelvan miope ante tus áreas de oportunidad, reconoce de qué pié cojeas y busca reforzarlo rodeándote y asociándote con aquellos que son tan fuertes en tu área de oportunidad, como tú en tu especialidad.

Admite que no lo eres todo, que necesitas de los demás y que tienes que colaborar con ellos. Ábrete a participar con otros y deja que te aporten su experiencia. No siempre tienes que demostrar que tu sabes más.

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